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Roberto Chale deja un legado eterno en el fútbol peruano

El "Niño terrible" vivió entre la gloria y la eternidad

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Roberto Chale, conocido como el “Niño terrible”, falleció a los 77 años este martes 10 de septiembre, dejando un legado imborrable en la historia del fútbol peruano. Su muerte marca el fin de una era para Universitario de Deportes y la selección peruana, equipos a los que dedicó su vida, tanto dentro como fuera de las canchas.

Nacido el 24 de noviembre de 1946, Chale comenzó su carrera profesional con el Centro Iqueño, pero fue en Universitario donde alcanzó la gloria. Como jugador, ganó tres campeonatos nacionales (1966, 1967 y 1969), y luego, como entrenador, guió al equipo crema a dos títulos más. Su juego destacaba por su picardía, técnica depurada y un temperamento fuerte que lo hizo un referente tanto en Perú como a nivel internacional.

Chale no solo brilló en el ámbito local. Fue pieza clave en la histórica clasificación de la selección peruana al Mundial de México 1970, donde fue titular en los cuatro partidos que disputó el equipo. Un momento inolvidable de su carrera fue el famoso "pelotazo" al argentino Rulli en 1969, un episodio que resumía su carácter irreverente y astuto en el campo.

Tras su retiro como futbolista, la vida de Chale tomó caminos insospechados, incluso trabajando como taxista, donde compartía sus anécdotas futbolísticas a cambio de un sol adicional. Pero su vínculo con el fútbol no terminó ahí: en 2015, regresó a Universitario en un momento crucial, logrando salvar al equipo del descenso y clasificándolo a la Copa Sudamericana, un logro que cerró su carrera como entrenador de manera triunfal.

Su controvertido paso por Alianza Lima, el máximo rival de Universitario, fue un capítulo inesperado, pero Chale siempre supo cómo sorprender tanto a sus seguidores como a sus detractores. Su vida fue un reflejo de su apodo: “Niño terrible”, por su audacia dentro y fuera del campo.

Roberto Chale ha dejado este mundo, pero su espíritu futbolístico perdurará en la memoria de todos aquellos que vivieron y amaron sus hazañas.