Oro blando crea conexiones viables entre nervios y electrónica avanzada
Investigadores desarrollan nanocables y electrodos blandos con aplicaciones médicas futuras
Un equipo de científicos de la Universidad de Linköping ha conseguido un avance significativo en el campo de la bioelectrónica al desarrollar nanocables de oro y electrodos blandos que pueden integrarse con el sistema nervioso. Estos nuevos electrodos, que son tan suaves y elásticos como los propios nervios, presentan una alta conductividad eléctrica y están diseñados para perdurar en el cuerpo humano durante largos períodos de tiempo.
El uso de oro blando en estos dispositivos promete revolucionar las interfaces que conectan la electrónica con el sistema nervioso, abriendo la puerta a innovaciones médicas que podrían aliviar afecciones como la epilepsia, el Parkinson, la parálisis y el dolor crónico. Sin embargo, la creación de una interfaz eficaz entre la electrónica y el cerebro o cualquier otra parte del sistema nervioso es un desafío considerable debido a las diferencias en las propiedades mecánicas entre los materiales electrónicos tradicionales, que son duros y rígidos, y el tejido nervioso, que es más suave y delicado.
Klas Tybrandt, quien lidera la investigación en el Laboratorio de Electrónica Orgánica de la Universidad de Linköping, destaca que para lograr una transmisión de señal precisa, es esencial que los electrodos estén en contacto cercano con las fibras nerviosas, lo que requiere una integración perfecta entre materiales blandos y duros. Para superar este reto, los investigadores han creado nanocables que son mil veces más finos que un cabello humano, utilizando una combinación de oro y silicona extremadamente suave.
La combinación de estos materiales ha permitido desarrollar un conductor con alta conductividad eléctrica, que además es muy flexible y está hecho de materiales biocompatibles, lo que asegura su funcionamiento sin causar daño al cuerpo humano. Según Tybrandt, el caucho de silicona ya se utiliza ampliamente en implantes médicos, mientras que el oro y el platino son metales comúnmente usados en dispositivos clínicos.
En colaboración con el profesor Simon Farnebo, del Departamento de Ciencias Biomédicas y Clínicas de la misma universidad, el equipo ha demostrado que estos microelectrodos blandos y elásticos pueden estimular y captar señales de nervios en modelos animales, específicamente en nervios de rata.
Además, los investigadores han evaluado la estabilidad del nanocable, concluyendo que puede resistir hasta tres años en el cuerpo, lo que representa una mejora significativa en comparación con los dispositivos actuales.
El equipo continúa trabajando en el perfeccionamiento de este material y en la creación de electrodos aún más pequeños, con el objetivo de mejorar el contacto con las células nerviosas y avanzar en la integración de la bioelectrónica en aplicaciones médicas futuras.