Equilibrio en el sueño, más allá de las ocho horas recomendadas
La calidad del descanso, clave para un bienestar óptimo, según expertos en medicina del sueño
En un mundo donde el estrés y las responsabilidades diarias parecen desafiar la regla de las ocho horas de sueño, los expertos en medicina del sueño señalan que la calidad del descanso puede ser más esencial que la cantidad. Aunque se ha arraigado la idea de que dormir ocho horas es la norma, nuevos enfoques revelan que las necesidades de sueño varían de persona a persona.
Según los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, el rango de sueño recomendado para adultos es de siete a nueve horas por noche. Se destaca que dormir menos de siete horas puede tener consecuencias para la salud, mientras que superar las nueve horas puede ser beneficioso en ciertos casos, como la recuperación de la falta de sueño o situaciones de enfermedad.
Sin embargo, la directora de investigaciones de trastornos del sueño de la Cleveland Clinic, Reena Mehra, subraya que la calidad del sueño supera la cantidad. Enfatiza que obsesionarse con alcanzar las ocho horas puede generar estrés adicional, afectando el proceso natural del sueño.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) definen un sueño de calidad como aquel sin despertares frecuentes. La asociación entre la falta de sueño y riesgos para la salud, como infartos y accidentes cerebrovasculares, destaca la importancia de priorizar la calidad del sueño.
Históricamente, la sociedad percibía el dormir poco como indicador de productividad y éxito, pero la percepción ha evolucionado hacia el valor de alcanzar ocho horas de descanso como símbolo de bienestar. La profesora Shelby Harris destaca la importancia de mantener rutinas de sueño, siendo más crucial que la rigidez de las ocho horas.
Un estudio señala que la duración ideal del sueño varía entre individuos debido a factores genéticos y otras razones. Adaptar las recomendaciones de sueño de manera personalizada se vuelve esencial para un enfoque más efectivo.
En cuanto a dormir demasiado, investigaciones indican que, aunque se permita dormir hasta 14 horas por noche, los patrones de sueño vuelven a la normalidad después de las primeras noches de recuperación. Los expertos sugieren relajarse, recordando que los seres humanos han dormido pacíficamente mucho antes de la era de medicamentos y tecnología.
En última instancia, la presión autoimpuesta en torno al sueño puede empeorar la calidad del mismo, según Harris, quien destaca la importancia de descansar sin añadir presiones adicionales. En este viaje hacia un sueño equilibrado, la clave parece residir en encontrar el balance personalizado que favorezca la salud y el bienestar general.